El Golem es una figura de arcilla animada por obra de la cábala, para defender a los judíos, pero que se escapa fácilmente del control y provoca catástrofes.
¿Qué es el Golem? ¿Un fantasma? ¿Un monstruo legendario? ¿O su propio doble, querido lector? Ese otro yo fantasmal y monstruoso que usted oculta, pero que está ahí, en su inconsciente, en sus sueños…
El Golem, escrito por Gustav Meyrink en 1915, es ya hoy en día un clásico de la literatura fantástica. Esta extraordinaria creación cabalística pasó a ser con el tiempo, al igual que otras importantes novelas de este género, más una imagen cinematográfica que una obra literaria. No obstante, El Golem sigue siendo una de las grandes obras del siglo XX. Su autor, una figura destacada de la ilustre galería de los célebres malditos, y este personaje —o esta sombra— al que Meyrink da vida en el ghetto judío de Praga aún puede, ahora, de pronto, al doblar una esquina, aparecérsele en cualquier momento, en cualquier parte del mundo.
Lo que podría ser sólo una extravagancia gratuita, sin más interés que el de un relato bien contado, adquiere significado simbólico: el Golem personifica a los autómatas humanos, que crean la sociedad moderna. Lo mismo que el Golem, el hombre moderno realiza la parte a él asignada contra su propia voluntad y con un rigor atroz. A este pesimismo fundamental, la novela añade un continuo misterio, una atmósfera de errores trágicos en los que juegan enigmáticos cabalistas, una metafísica expedita pero dramática («la boca de cada hombre se convierte en la boca de Dios si creéis que sea la boca de Dios»)
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