Crecer

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Noriyoshi pasó por varios trabajos, desde ayudante de un médico, hasta conserje de la Bansho-shirabesho o Instituto para el Estudio de los Libros Bárbaros, puesto este último que Noriyoshi desempeñó con gran entusiasmo, pues se trataba de una institución encargada del estudio y traducción de los libros procedentes de Occidente y que en los últimos años del sogunado comenzaron a llegar a Japón con motivo de su forzosa apertura al exterior y entrada al país de la cultura occidental. Tras unos años de asumir empleos progresivamente mejores —pese a que le obligaran a estar constantemente viajando y fuera del hogar—, en 1867 Noriyoshi logró al fin alcanzar el tan ansiado sueño al comprar el rango de jikisan, samurái al empleo directo del sogunado —fórmula de gobierno, sin embargo, ya agonizante, pues tan solo le quedaba un año de vida—, reforzando su ascenso social al ser adoptado por la familia Asai. Tras la caída del sogunado, no obstante, Noriyoshi no cejó en su intento por medrar con el advenimiento de la nueva era Meiji, en que los puestos burocráticos precedentes estaban siendo transformados. Fue entonces cuando Noriyoshi comenzó a ejercer como prestamista, actividad económica que funcionó bien y trajo prosperidad a la familia, como lo demuestra el nacimiento en años sucesivos de varios hijos, el cuarto de los cuales fue Ichiyō

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