DE LA VIDA FELIZ
San Agustín de Hipona
CAPÍTULO I
Prefacio
Dedica el libro a Teodoro, mostrándole de qué tempestades se libró refugiándose
en el puerto de la filosofía cristiana
Ocasión de la disputa
1. Si al puerto de la filosofía, desde el cual se adentra ya en la región y tierra
firme de la dichosa, ¡oh ilustre y magnánimo Teodoro!, se lograra arribar por un
procedimiento dialéctico de la razón y el esfuerzo de la voluntad, no sé si será
temerario afirmar que llegarían bastantes menos hombres a él, con ser
poquísimos los que ahora, como vemos, alcanzan esta meta. Pues porque a este
mundo nos ha arrojado como precipitadamente y por diversas partes, cual a
proceloso mar, Dios o la naturaleza, o la necesidad o nuestra voluntad, o la
combinación parcial o total de todas estas causas -problema éste muy intrincado,
cuya solución tú mismo has emprendido-, ¡cuántos sabrían adonde debe dirigirse
cada cual o por dónde han de volver, si de cuando en cuando alguna tempestad,
que a los insensatos paréceles revés, contra toda voluntad y corriente, en medio
de su ignorancia y extravío, no los arrojase en la playa por la que tanto anhelan!
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