EL «DUKE OF PORTLAND»
Con la cara pegada al cristal de la ventana y los brazos cruzados, el
joven Kolman Jolao, de origen portugués, contemplaba la inmensidad del
mar, brillante bajo el sol de mediodía.
Descubría a lo lejos algunos pescadores de torso desnudo, sentados
junto a sus barcas en la playa y sobre la línea del horizonte, el perfil borroso
de una nave que a juzgar por la posición de sus velas parecía dirigirse a la
bahía del Callao.
Kolman Jolao era un muchacho de unos veinte años, de buena estatura y
de facciones correctas, que daba una bella impresión de orgullo y valor. La
visión, entre mar y cielo, de las blancas velas llenas por la brisa, le
ocasionaba una inquietud vivísima y le obligaba a agitar de vez en cuando
la cabeza con un movimiento de impaciencia.