Publicada en 1880, cinco años después de El escándalo, El niño de la Bola puede ser considerada como la réplica liberal a aquélla, acusada de un excesivo conservadurismo. Con esta novela, Alarcón, aislado y desengañado en su finca de Valdemoro, se complace, no obstante, en ejecutar una obra donde resplandecen las virtudes narrativas que le habían hecho justamente famoso años antes: el vigor, el movimiento, el sentido dramático, el colorismo insuperable.
Así vemos desfilar por estas páginas algunos de los mejores retratos alarconianos: el ateo Vitriolo y el campechano Núñez Muley, una de sus más enternecedoras figuras, así como Soledad y Manuel Venegas, quintaesencias del modo de ser accitano. Redactada en técnica de “doble punto de mira”, con esta novela rabiosamente accitana, desveladora de los más profundos resortes del alma de nuestra tierra, y su novela por excelencia, el Excmo. Ayuntamiento de Guadix, a través de su Concejalía de Cultura, se complace en
inaugurar esta colección de temas accitanos.
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