Las gentes de los tiempos modernos, que viven en ciudades industriales, son
como ratones que han dejado el campo para ir a habitar lugares extraños. Viven
entre los muros oscuros de las casas, en las que sólo penetra una luz mísera, se
crían escuálidas y hurañas, preocupadas constantemente por el problema de
proporcionarse alimentos y calor. Aquí y allá, algún ratón más audaz se yergue
sobre las patas traseras y se dirige a los otros, asegurando que se halla
dispuesto a forzar los muros del encierro para acabar con los dioses que lo
edificaron.
—Los mataré —afirma— Las ratas deben gobernar. Tenéis derecho a gozar
de la luz y del calor. Habrá comida para todos y nadie se morirá de hambre.
Los ratoncitos chillan y chillan, sumidos en la oscuridad. Al cabo de algún
tiempo, viendo que no ocurre nada extraordinario, se vuelven tristes y
deprimidos y recuerdan los tiempos en que vivían en los campos, pero no
abandonan las paredes de las casas, porque el hábito de vivir reunidos en
manadas les ha hecho temer el silencio de las largas noches y la línea infinita
del horizonte.
Pobre blanco
$3.990
Comentarios De Los Clientes
Todavía no hay comentarios.
Sé el primero en opinar "Pobre blanco"