Tevie el lechero

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1. COTENTI
A mi querido amigo don Schólem Aléijem, que Dios le dé salud, prosperidad
y mucha felicidad en compañía de los suyos. Amén.
Ante todo le diré, usando la expresión que empleó Jacob cuando salió al
encuentro de Esaú, cotenti [1]. Pero si la cita no es muy correcta, le ruego, pañi [2]
Schólem Aléijem, que no se ofenda. Soy un hombre sencillo y usted,
indiscutiblemente, sabe más que yo. La aldea embrutece; no deja tiempo para
tomar un libro, ni para repasar un capítulo del Pentateuco, con los comentarios
de Rashi [3], ni para nada. Menos mal que cuando llega el verano los ricos de
Iejúpetz van a pasar las vacaciones en Bóiberik, y a veces es posible encontrar
una persona educada, y escuchar una palabra culta. Créame que aquellos días en
que usted y yo nos reuníamos en el bosque y usted tenía la paciencia de escuchar
mis ingenuos relatos, me proporcionaron más placer que todo el dinero del
mundo. No sé qué méritos habrá visto usted en un hombrecito tan insignificante
como yo, para concederme su simpatía, dedicarme su atención y escribirme
cartas, y lo que es más, para incluirme en sus libros, hecho todo un personaje.