Después de una colisión con un ballenero, Mr. Meeson, redacta su
testamento . Esto conduce a una interesante batalla judicial
Todo aquel que haya visitado Birmingham, recordará seguramente la
gran casa editorial de Meeson, conocida como la más importante de su clase
en Europa. Había en la época en que empieza esta curiosa narración, tres
socios en dicha casa: Meeson, que era el socio gerente, y Addison y Roscoe
que no aparecían en la firma social. A pesar de esto, en Birmingham se
decía que había otros interesados en este negocio, porque «Meeson» era una
Compañía anónima.
De todas maneras, la casa «Meeson y Cía.», era, a no dudarlo, una
maravilla comercial. Más de dos mil personas se empleaban allí, y el
edificio, alumbrado con luz eléctrica, cubría más de dos acres de terreno.
Cien viajantes, cuyo sueldo ascendía a tres libras por semana fuera de su
comisión, iban de Oriente a Occidente y desde el Norte al Mediodía a
vender los libros de Meeson (que eran en general de carácter religioso).
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