I. LUNES: LANA
La lluvia había cesado y el sol brillaba. El asfalto de la carretera daba a ésta
un aspecto de reluciente cinta de seda. A mi izquierda, cuando pasaba rápido en
mi coche, vi abundantes matas de rododendros, entre los setos que bordeaban las
propiedades rústicas.
Pisé el acelerador y la aguja del marcador de velocidad señaló los cien
kilómetros. Me sentía, como nunca, satisfecho de mí mismo. Comencé a meditar
acerca de la vida.
Alguien ha llamado a la vida una posición mental. No estoy del todo
conforme. La vida es algo más que una posición mental; a veces consiste en
aventurarse, aprovechar las ocasiones. Si uno no se aventura, no «puede»
conocer nada de la vida. ¿Comprendéis lo que quiero decir?
No hay dos sin tres
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