El 4 de noviembre del año 1922, Mr. Howard Cárter veía ampliamente
recompensados los trabajos que viniera efectuando en el Valle de los Reyes
desde hacía más de diez años, con la ayuda económica del generoso
Mecenas que fuera Lord Carnarvon para la egiptología. Dicho día se
encontraba el primer escalón del sepulcro de Tutankhamen, cuyas
maravillas no tardaban en salir sucesivamente a luz, semana tras semana y
año tras año, alucinando al mundo, como jamás lo consiguiera ninguna
peripecia arqueológica, y haciéndole convivir imaginativamente la fabulosa
investigación subterránea de los descubridores.
Gesta arqueológica incomparable, realmente pocas aventuras históricas
y estéticas de los tiempos modernos podrían rivalizar en categórica
sugestión y facultad de ensueño con la vivida por Lord Carnarvon y sus
afortunados acólitos, y seguramente pocos hombres habrán sido tan
envidiados como este buen Mr. Cárter, que ha podido, no sólo vivir día por
día la rutilante fábula, sino aun dirigir su curso, y casi podríamos decir que
alumbrarla a flor de tierra. La instantaneidad y la universalidad de la
emoción suscitada por el hallazgo, la súbita popularidad del nombre
alucinante, su capacidad de penetración hasta los más lejanos rincones del
mundo civilizado y la atención infatigable con que durante seis años han
venido convergiendo todas las miradas sobre el lugar del milagro, muestran
hasta qué punto era común y honda en la naturaleza humana la fibra que el
acontecimiento pulsaba. La atracción del misterio y el sordo anhelo del
descubrimiento, el obscuro sortilegio del oro y el reclamo todopoderoso de
lo remoto, todo esto, amalgamado y confuso, que nos viene cantando, con
los fermentos ancestrales de nuestra sangre, en ese sueño, tantas veces
acariciado desde la infancia, del tesoro encontrado:
Tutankhamen en Creta
$3.990
Comentarios De Los Clientes
Todavía no hay comentarios.
Sé el primero en opinar "Tutankhamen en Creta"